Ni a mi esposo ni a mí nos gusta pelear. Nuestros primeros años juntos los pasamos evitando los conflictos, creyendo que mantener la paz entre nosotros era la forma de sacar el matrimonio adelante. Al pasar el tiempo, los juicios no aclarados, los malestares encubiertos y las tristezas no compartidas provocaron una profunda fractura y dos soledades ahogándose entre resentimientos pequeños y grandes. Gracias a Dios, aprendimos a tiempo que muchas veces es necesario confrontar los desacuerdos por el bien de nuestra relación. Sin embargo, es bueno también aprender a pelear constructivamente.
He aquí nueve consejos para sacar el mayor provecho de una buena pelea:*
1 Mantenga la comunicación abierta y sincera. Confronte para expresar la propia frustración, tristeza o enojo y que el otro los conozca, esto les ayudará a preservar la confianza y evitar malentendidos o “guerras frías”.
2 Que no haya ganador ni perdedor. En una confrontación constructiva se busca conocer los dos puntos de vista. Parta del hecho que ambos tendrán perspectivas diferentes, pues son personas diferentes. Por lo tanto, no se trata de encontrar quién tiene la razón, sino de conocer la verdad de cada uno.
3 Hable de “mí”, no de “ti”. Aprenda a decir “yo” y tome responsabilidad por lo que siente sin culpar al otro. Un sentimiento es una reacción interna espontánea que brota en cada uno
de manera diferente. No puede culpar a nadie por sus sentimientos. No se vale decir: “tú me haces sentir (triste, enojado, etc.)”, diga: “yo me siento…”.
4 Critique la acción, no a su pareja. Por ejemplo, diga: “otra vez llegaste tarde”, y no: “eres una impuntual”. También es bueno decir algo positivo antes y después de ofrecer un comentario negativo.
5 Respétense el uno al otro. Hagan el pacto de cumplir esto no importa cuán dolidos puedan sentirse. No se vale ofender, gritar, ni decirse apodos o malas palabras; tampoco hablar con sarcasmo. Éstos jamás han sido usados para construir, solo destruyen la relación.
6 Mantenga la cercanía física. Estar cerca del otro en actitud amorosa, tomados de las manos o del brazo, le ayudará a tener presente con quién está peleando y prevendrá la violencia física.
7 No se salga del tema. Si va a discutir por algo, enfóquese en ese tema. Evite revivir otras discusiones u ofensas del pasado. Como dice la canción: “lo que pasó, pasó”, si nuestra intención es ir hacia adelante construyendo una mejor relación matrimonial.
8 Mantenga los desacuerdos entre ustedes. No involucre a terceras personas. Buscar a los padres o los hijos como aliados solo debilita la confianza entre los dos y hace el problema más grande. Nadie puede opinar respecto a su situación. Si necesitan ayuda, es mejor llamar de común acuerdo a una tercera persona neutral que los ayude a escucharse, no a juzgar quién es culpable o inocente.
9 Duerman juntos aun después de pelear. A veces el contacto físico puede arreglar lo que las palabras no pudieron. Además, darse las buenas noches es un acto cariñoso que puede dar tranquilidad y evitar el insomnio, aunque la discusión tenga que continuar el día siguiente.
El acto de pelear o confrontar es saludable para nuestra relación matrimonial, siempre y cuando el objetivo sea ganar mayor comprensión y entendimiento, no ganar la discusión. Bajo este principio, pelear se vuelve un acto de amor que construye y no que destruye la relación.
* Texto desarrollado en base a Encuentro Matrimonial Mundial 2001, ‘Reglas para pelear’, Cuaderno de Trabajo, p. 28.