Más que esposos: El mejor signo del amor de Dios.

En mi experiencia, cuando los esposos tienen una buena relación matrimonial, los hijos se desarrollan bien y forman una familia sana, aunque no perfecta ¡por supuesto!

Las parejas casadas (y todos nosotros) tenemos que cambiar el paradigma de valorar su relación conyugal solamente por su papel como padres y mirarlos a la luz del plan de Dios para el matrimonio, el cual es una vocación asombrosa, muy importante para Él.

Al igual que un edificio, el matrimonio necesita una base sólida sobre la cual construirse. La roca sobre la cual está construido el matrimonio es Dios y su misión de pareja de reflejar el amor que Él tiene por la humanidad. Ésta es la vocación principal de los cónyuges, no el ser padres.

Me encantó que haya habido una fuerte representación de parejas en el Sínodo sobre la Familia en el 2014. Cuando los obispos se reunieron para el Concilio Vaticano II en los años sesenta, llevaron consigo a los Periti, es decir, expertos en teología que acompañaron a los obispos para aconsejarlos. Del mismo modo, en el Sínodo sobre la Familia, los obispos convocaron a parejas, los expertos en matrimonio, para que los asesoraran.

A diferencia de los ordenados y solteros, las parejas viven relaciones más intensas y por lo tanto son expertos en lo siguiente:

  • Diálogo (¡no discusión!)
  • Perdón y sanación
  • Tomar el riesgo de decir «por favor, perdóname por…» en lugar de decir un casual «lo siento», dejando así a su cónyuge la decisión de perdonar
  • Escuchar, la clave de la comunicación
  • Escuchar con empatía: más atención a la persona que a las palabras
  • Enfocarse más en cómo se siente su cónyuge sobre un problema que en el problema mismo
  • Decir “no” a sí mismo para darle un “sí” a su cónyuge
  • Comunicar sus sentimientos y emociones al otro
  • Compromiso de por vida: hasta la muerte. Un ordenado puede ser dispensado del sacerdocio. Las parejas, no. Su matrimonio puede ser anulado (con mucha dificultad) pero nunca se da una dispensa. Es por eso que ellos son la mejor señal del amor de Cristo por su Iglesia. ¡Él no puede dejar de amarnos!
  • Conocer el valor del celibato en sí mismos y afirmar a los sacerdotes y obispos en su celibato
  • ¡Saber que hay más que sexo en su vocación matrimonial!

El ingrediente central de la familia es la pareja casada, sacramentada. Así como la levadura es para la masa, la pareja es para la familia. La familia será tan fuerte como el amor que haya en la pareja. Al igual que la iglesia universal es tan fuerte como lo es la familia o iglesia doméstica.

Si queremos renovar la familia, debemos comenzar con la renovación de las parejas.

Esposo y esposa, su papel como ejemplo de amor para la Iglesia está en las Escrituras. La mejor imagen que los escritores del Antiguo Testamento pudieron encontrar para demostrar el amor incondicional de Dios es la pareja casada. En casi todos los libros del Antiguo Testamento (46), la relación de Dios con su pueblo se describe como la de marido y mujer.

Los invito a ustedes (y a todos) a verse como Dios los ve y los valora. El núcleo de la familia son ustedes, la pareja. Si nos mantenemos enfocados en esta creencia y ustedes se esfuerzan por ser los mejores esposos que pueden ser, traeremos novedad, frescura, expresión y entusiasmo a la vida familiar en nuestro mundo.


Padre Sean Smith

Padre Sean Smith

Padre Sean Smith es un sacerdote misionero irlandés que ha trabajado en Guyana, Sudamérica y Canadá. Ha estado involucrado con parejas extraordinarias durante la mayor parte de su ministerio en Encuentro de Novios, Encuentro Matrimonial Mundial y Retrouville. Actualmente radica en Irlanda.

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