¿Mis valores o los tuyos?

Recientemente en un taller en el que participamos mi esposo Carlos y yo, descubrimos qué gran impacto pueden tener las mínimas diferencias de valores personales en nuestra relación de pareja. Lejos de lo que pensábamos, la mejor forma de lidiar con estas diferencias no es tratando de escoger la alternativa correcta ni buscando el punto medio, sino aprendiendo a apreciarnos más completamente los dos.

En su libro “Love Takes Greatness”, el padre Chuck Gallagher, S.J.† explica que en una buena relación matrimonial debe haber un profundo aprecio del uno hacia el otro. Si yo trato de amoldar los valores de mi esposo a los míos en lugar de aceptar que él tiene valores que son importantes para él, nuestra relación sufrirá. Dice el autor que debemos tener apertura hacia la forma de pensar del otro, no sólo con el propósito de  considerar sus valores y ver si se ajustan o no a mi forma de vivir, sino para reconocer el derecho de nuestra pareja a tener sus propios valores y nuestro privilegio de poder involucrarnos en ellos.

Sólo podemos apreciar los valores de nuestro cónyuge cuando tratamos de experimentar sus principios y ambiciones de la misma manera que él o ella lo hace. La idea no es conocer sus valores para evaluarlos objetivamente y ver si nos gustan o no, sino para “ponernos en sus zapatos” y sentirlos de la misma forma que nuestra pareja.

Aquí es pertinente aclarar que “valor” es aquello a lo que le doy importancia o prioridad en mi vida diaria, pues un valor no es valor hasta que se vive. El valor es lo que “me mueve” a actuar de una u otra manera para conseguir “eso” que para mí es importante. Por ejemplo, desde recién casados mi esposo y yo observamos una diferencia de valores respecto a nuestro día de descanso. Para mí ese día libre era la oportunidad de relajarnos y quedarnos en casa sin hacer nada. Lo más valioso para mí era poder dedicarnos tiempo como pareja. Por el contrario, Carlos desde temprano se levantaba y se arreglaba para salir pues para él lo importante era aprovechar el día haciendo compras o resolviendo asuntos de la casa. El valor primordial para él era ser responsable, usando el tiempo productivamente. 

  

Comúnmente las parejas casadas buscamos resolver estas “diferencias de opinión” mediante discusiones racionales en las que tratamos de aclarar quién tiene el argumento más lógico o correcto, o buscando negociar un punto medio. El problema de este enfoque es que olvidamos que los dos somos personas únicas y completamente diferentes. No es que uno esté bien y el otro mal, ni que una forma de pensar sea mejor que la otra, sino que cada uno da prioridad a lo que más valora de acuerdo a la persona que es. ¡Los dos tenemos razón!

El padre Gallagher continúa diciendo que todos los valores son buenos (de lo contrario no serían valores), aunque como humanos tendemos a exagerar un valor sobre los demás. Por lo tanto, el desafío que tenemos las parejas casadas es elegir para cada situación entre dos bienes, el bien mayor. En el ejemplo anterior, este enfoque equivaldría a decidir cada domingo entre vivir el valor de productividad de Carlos o mi valor de convivencia en pareja. Como ambos nos benefician, lo más probable es que habríamos escogido vivir uno y otro valor a lo largo del tiempo, enriqueciendo nuestras vidas con los dos tipos de domingo.

Cuando entendemos que partimos de dos escalas de valores buenas y correctas, nuestras discusiones se aligeran y los dos ganamos pues nadie se siente anulado ni criticado. Por el contrario, cada uno crece en su comprensión del otro y se beneficia de un mayor aprecio por la persona que es y los valores que aporta. Gracias a este enfoque, Carlos y yo hemos comprobado que podemos enriquecer nuestra vida de pareja y la de nuestros hijos tratando de vivir más de sus valores y también más de los míos.


Citlalli Palomares

Citlalli Palomares

Citlalli Utrera Palomares es originaria de Veracruz, México. Ha vivido en Katy, Texas desde el 2002, junto a su esposo Carlos y sus hijos Bruno y Valeria. En el 2005, un fin de semana de Encuentro Matrimonial Mundial transformó sus vidas y desde entonces han servido en diversos roles dentro de ese movimiento católico. Citlalli obtuvo su Maestría en Administración Internacional en Central Michigan University y la Licenciatura en Administración en la Universidad Autónoma de Guadalajara. En 2016, abandonó 18 años de carrera en Marketing y Comunicación Corporativa para dedicarse por completo a vivir y promover los valores del matrimonio y la familia.

Was This Post Helpful:

0 votes, 0 avg. rating